
Después de todo, el chocolate goza de una acreditada fama como excitante
Aquella mano entró en aquel reducido espacio dominante y triunfal, englobó la inflamada redondez de mis testículos, los ponderó y, después, como quien tomara la vara de mando, me cogió la polla y, tirando de ella, me llevó hasta su dormitorio.